viernes, 26 de mayo de 2017

Biodiversidad y salud: una valiosa relación

«...con la desaparición de los recursos naturales desaparecerá gran parte de las formas de vida terrestre y marina de interés económico y médico antes de conocer sus secretos, o sin saber que existen, en algunos casos». (F.J. Morón)


El día 22 de mayo se celebró el Día Internacional de la Diversidad Biológica, instituido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre de 2000, para conmemorar la fecha de adopción del texto del Convenio sobre la Diversidad Biológica en ese día del año 1992.

El Convenio tiene tres objetivos: la conservación de la diversidad biológica, el uso sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa de los beneficios derivados del uso de los recursos genéticos.

Este convenio define la biodiversidad como la variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente, incluidos, entre otras cosas, los ecosistemas terrestres, marinos, otros ecosistemas acuáticos y los complejos procesos ecológicos de los que forman parte; comprende la diversidad dentro de cada especie (genética), entre las especies y de los ecosistemas.
El ser humano forma parte de esa biodiversidad y nuestra vida depende profundamente del modo de relacionarnos con las demás especies y ecosistemas.

El gran desarrollo industrial y tecnológico de los últimos tiempos ha incidido directamente en la biodiversidad, provocando la desaparición de especies valiosas y también de distintos ecosistemas en todo el planeta.

El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA, (UNEP por sus siglas en inglés) con sede en Nairobi, Kenia, es un programa de las Naciones Unidas que coordina las actividades relacionadas con el medio ambiente, asistiendo a los países en la implementación de políticas medioambientales adecuadas así como a fomentar el desarrollo sostenible.

Ya en el 2008, en el libro “Sustaining Life: how our health depends on Biodiversity”, un centenar de expertos del PNUMA, alertaban de la pérdida de una nueva generación de medicamentos como consecuencia de la pérdida de biodiversidad. La naturaleza guarda miles de secretos para el desarrollo de nuevos tipos de analgésicos y métodos desconocidos para la recuperación de tejidos y órganos perdidos.

Un buen ejemplo sería el caso de la rana australiana Rheobatrachus. Este animal incuba a sus crías en el estómago. En diferentes estudios se ha observado que los renacuajos secretan una sustancia para inhibir la acción de ácidos y enzimas. Según los autores de Sustaining Life, el estudio de esta rana podría haber conducido al descubrimiento de tratamientos nuevos para la úlcera gastroduodenal, que afecta a una de cada 10 personas en el mundo. (Antonio Figueras, 2008)

En el mundo marino podríamos encontrar muchos más ejemplos de la utilidad de diversas especies para usos biomédicos, lo que confirma la estrecha relación que existe entre la biodiversidad y la salud humana.

Otro ejemplo de esta relación, aunque no tan positivo, son los cambios en los patrones alimentarios en las sociedades más desarrolladas relacionados con las nuevas formas de producción de alimentos. Se han ido reemplazando policultivos tradicionales de especies locales por un limitado número de especies asociadas a agricultura comercial, lo que ha reducido la diversidad alimentaria y provocado pérdida de biodiversidad, a la vez que ha provocado un aumento del sobrepeso y la obesidad, lo que contribuye al desarrollo de enfermedades cardiovasculares, diabetes e hipertensión. 

El deterioro ambiental y la pérdida de biodiversidad también contribuyen a una mayor desigualdad social (factor que influye directamente en la salud) y a un aumento de enfermedades infecciosas, en especial las zoonosis, al provocar cambios en la cantidad de agentes infecciosos, en los vectores, en las interacciones entre los organismo y en el grado de exposición de las poblaciones a patógenos.

La biodiversidad es la mayor riqueza de nuestro planeta, el único donde es posible la vida. Por tanto, en un día como éste, es fundamental tomar conciencia sobre la importancia de cuidar entre todos de nuestro entorno, de nuestras plantas y animales, de nuestros mares, bosques y ríos, de nuestros campos, de todos aquellos lugares donde la vida crece y se desarrolla.

Y generar nuevas ideas y soluciones, nuevas políticas ambientales, nuevas empresas “verdes”, para paliar los problemas ambientales y proteger las distintas especies y ecosistemas de un modo viable, ecológico y sostenible en el tiempo, mientras contribuimos también a mejorar la salud colectiva.

Y esto es tarea de todas y todos.

Raquel Martín Gómez. Técnica en Salud Pública

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