miércoles, 10 de febrero de 2016

“Amá, aunque tenga pene ¿puedo ser una niña?”

Con esta sorprendente frase y a la temprana edad de tres años, Luken (Lucas en euskera) manifestó a sus padres que en realidad era una niña, algo que ellos ya sospechaban desde hacía tiempo pues “Desde siempre le había gustado socialmente lo que es femenino: los juguetes, los disfraces, los vestidos... “, según manifiesta su madre quien también cuenta que Luken empezó a usar el castellano para poder referirse a ella misma en femenino, dado que en euskera los adjetivos son neutros.